Satélite Simón Bolívar conectó zonas más remotas de Venezuela


A siete años del lanzamiento del Venesat-1, más del 77% de su capacidad de uso se dedica a garantizar que los venezolanos y venezolanas tengan una educación inclusiva y de calidad.

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Desde el lanzamiento del satélite Simón Bolívar (Venesat-1), el 29 de octubre de 2008, más de nueve mil 800 antenas satelitales rurales han sido instaladas en las zonas más remotas de Venezuela, con el objetivo de garantizar el acceso de los venezolanos y las venezolanas a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

Precisamente, la empresa estatal de telecomunicaciones, CANTV, da cuenta del trabajo de cientos de hombres y mujeres que desde el año 2005 -cuando se estableció la Comisión Presidencial para el Uso Pacífico del Espacio Ultraterrestre– luchan para que Venezuela se convierta en una potencia tecnológica y alcance finalmente su plena independencia.

En declaraciones ofrecidas a Conatel, el presidente de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE), Víctor Cano, destacó que el satélite Venesat-1 facilitó “la inclusión y acceso de los más desposeídos a una educación de calidad e, incluso, a una mejor atención sanitaria“.

“El Simón Bolívar logró la conexión de los módulos de Barrio Adentro y los Centros de Diagnostico Integral (CDI) a Internet. Gracias a esta herramienta los médicos integrales comunitarios pueden continuar sus estudios superiores, conocer los nuevos avances científicos y presentar sus informes en línea”, expresó Cano.

Asimismo, aseguró que el funcionamiento del satélite, en materia de salud y educación, hasta agosto de 2015, alcanzó el 77 por ciento de su capacidad. “En tanto, otras áreas como seguridad y defensa, energía y petróleo, centros de gestión parroquial y alimentación, comparten el 23% restante”, detalló.

La política que enfoca el uso del Simón Bolívar para el beneficio de la sociedad, también impulsa iniciativas como los Centros Bolivarianos de Informática y Telemática (CBIT), los Infocentros y conexiones de Internet inalámbricas en escuelas y liceos bolivarianos en todo el territorio nacional. En ese sentido, el balance general de CANTV estima que más de nueve millones de personas se han beneficiado de estos proyectos.

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Trasnferencia de conocimientos
Por su parte, el líder del proyecto de Televisión Digital Abierta de Conatel, Luis Duque, explicó que otro de los beneficios de poner en órbita el satélite es la formación de técnicos venezolanos en el área aeroespacial, tanto de la ABAE, como también del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).

Esta transferencia tecnológica entre China y Venezuela permitió la la innovación del sistema de inyección de combustible del satélite, el cual evita que Venesat-1 sea atraído por otra masa en el espacio.

Duque detalló que técnicos venezolanos desarrollaron y presentaron el método a la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China. “Al principio los chinos no entendían de qué se trataba, pero cuando se elevó la propuesta a la Comisión Espacial China-Venezuela ellos decidieron probar el método. Esa innovación aumentó en 2,15 años la vida útil del satélite”, aseguró.

En ese sentido, destacó el pilar del progreso es la formación. “No podemos adoptar una tecnología y ser simplemente usuarios. Tenemos que conocer lo intrínseco de ella, dominar la materia e innovar a partir de allí. Esta experiencia tiene que convertirse en un aprendizaje para todos los venezolanos, debemos sentirnos orgullosos porque gracias al Simón Bolívar en nuestro país se habla satélite”.

Venesat-1, desde el comienzo
Los expertos consultados coinciden en que la idea de tener un satélite llegó con la Revolución Bolivariana, en el año 1999. “Antes de esto nadie creyó necesario que Venezuela se independizará en el área tecnológica”, explicó el jefe de la División de Investigación y Seguimiento Internacional de Conatel, Jesús Rivera.

Por su parte, Cano comentó que hasta 2008 -año de lanzamiento del satélite- Venezuela dependía de operadores satelitales privados y no contaba con un sistema propio de comunicaciones que garantizara la defensa del territorio nacional.

“El presidente Hugo Chávez, al ver la importancia que revestía para el país tener un satélite, decidió adquirir uno, y lo enmarcó en el proyecto de uso pacífico del espacio ultraterrestre. En 2004 se creó una Comisión Ministerial y en 2005 se estableció la Comisión Presidencial que firmó, en 2006, el convenio con China”, relató.

Igualmente, en 2006, se escogió la posición orbital y Conatel participó activamente. Al respecto, Rivera recordó que la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) otorga a cada país una órbita, que debe utilizarse sólo para fines locales. “Esa fue la primera opción del Ejecutivo cuando se planteó el proyecto”.

Sin embargo, el Gobierno Bolivariano quería que el satélite beneficiara también a América Latina y, luego de conversar con los técnicos chinos, decidieron escoger otra órbita. “En ese entonces, Uruguay ya tenía varias posiciones asignadas por las cuales estaba pagando y que no estaba utilizando. Entre ellas se encontraba el área en donde está ubicado actualmente el satélite Simón Bolívar (…) Una vez ubicada esta posición -78 grados oeste- se procedió a negociar con el Gobierno uruguayo, quienes aceptaron ceder la órbita”.

“Teníamos todo listo, pero nos enfrentamos a otra disyuntiva: la asignación de ese espacio por parte de la UIT vencía el 15 de noviembre, y para esa fecha apenas faltaban meses. Consultamos al organismo antes de elevar la propuesta y nos dieron la oportunidad de defenderla en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de 2007. Como el proyecto estaba bastante adelantado, eso favoreció el dictamen y obtuvimos una prorroga de dos años, hasta el 15 de noviembre de 2008″, precisó.

Conatel y CANTV participaron en la coordinación técnica con Argentina, Brasil y Estados Unidos, para verificar si las redes satelitales de estos países iban a interferir con la trayectoria del Venesat-1. A partir de allí se firmaron varios acuerdos, con el aval de la UIT, para demostrar que el proyecto era completamente viable. El siguiente paso consistió en formar el recurso humano encargado de administrar el Simón Bolívar y participar en la construcción de futuros satélites.

“Cuando inició el proyecto se entrenaron 60 venezolanos en materia satelital, 21 de ellos hicieron maestrías y 14 doctorados. Actualmente reciben formación  en China otras 16 personas, quienes forman parte de la nueva generación que operará el Venesat-1”, puntualizó Víctor Cano.

En paralelo, la ABAE y Conatel forman a venezolanos y venezolanas -a través del Sistema de Aprendizaje a Distancia- para que utilicen de forma eficiente las imágenes que se obtienen gracias al satélite de observación remota Francisco de Miranda.

Próximos pasos
El 6 de octubre de 2014, el presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció la construcción del tercer satélite venezolan, denominado Antonio José de Sucre. Este equipo, también de observación remota, complementará las labores del Miranda.

En la misma alocución, el Jefe de Estado adelantó que el cuarto satélite venezolano llevará por nombre Guaicaipuro,  y se espera que sus funciones complementen las del Simón Bolívar en materia de telecomunicaciones.


29 octubre, 2015




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