El mass-media: Caso Venezuela

Desde hace más de una década, los medios de comunicación social han jugado un papel fundamental en la política venezolana. En los últimos años, la aparición de las redes sociales, les ha dado un valor agregado a las informaciones reales o falsas, sobre todo las relacionadas con el Gobierno Bolivariano.

Entre 2001 y 2002, Venezuela confirmó al mundo el verdadero poder de los medios de comunicación social. Durante meses, transmisiones ininterrumpidas fueron dirigidas a un amplio sector de venezolanos, con mensajes hacia una sola dirección: La Revolución Bolivariana debe salir del poder a cualquier costo.

Y entre el 11 y el 13 a abril de 2002, lo lograron. El golpe de Estado que sacó por 47 horas del poder al líder Hugo Chávez, no hubiese sido posible sin la colaboración del gran mass-media y los poderes económicos detrás de él.

Desde esa fecha, hasta la actualidad, la guerra informativa adversa no ha cesado. El desbalance informativo y la inclusión de grandes cadenas internacionales, no han hecho sino incrementar la imagen negativa que de Venezuela y su Gobierno se quiere posicionar: un país con un Estado forajido y donde se vive una supuesta y aguda crisis humanitaria.

Año 2013: El inicio

Tras la partida física del Comandante Hugo Chávez el 5 de marzo de 2013, Nicolás Maduro se enfrenta a Henrique Capriles Radonski, por la carrera presidencial.

El Consejo Nacional Electoral (CNE), declara por segunda vez, en seis meses, a Capriles Radonski como perdedor. Éste, en una rueda de prensa transmitida por los principales medios privados del país, llamó a sus electores a descargar su “arrechera” por el supuesto fraude cometido.

“Descarguen toda esa arrechera”, para mantener la paz del país, pidió Capriles Radonski a sus seguidores.

El portal de noticias internacional teleSUR, reseñó en abril de 2016: “Desde la madrugada del lunes 15 de abril, comenzó la ola de violencia protagonizada por grupos partidarios de la derecha venezolana, quienes perpetraron ataques directos a Centros de Diagnóstico Integral (CDI), casas del partido PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), sedes regionales del Consejo Nacional Electoral y medios de comunicación públicos en distintas ciudades del país”.

El llamado de Capriles, que la prensa nacional e internacional reseñó como “protestas”, dejó 11 personas fallecidas por armas de fuego, tres por arrollamiento y uno a consecuencia de los golpes recibidos, así como 78 lesionados.

En consonancia con las matrices de opinión impuestas, el 17 de abril de ese año, el diario El País de España, titulaba en su primera página: “Las protestas en Venezuela derivan en un derramamiento de sangre”.

“Al menos siete personas murieron en las protestas que se produjeron ayer en Venezuela. El presidente electo, Nicolás Maduro, ha acusado a su rival, Henrique Capriles, de fomentar la violencia y ha decido prohibir la marcha de la oposición convocada para hoy”, rezaba la entradilla de la noticia.

Por su parte, el medio del Estado británico, BBC, en su versión en castellano, publicó el 16 de abril “Dejá Vu” político en Venezuela”, una noticia de análisis, en la que nuevamente se usaban palabras como “polarización” o “protestas” para describir la violencia callejera desatada por el candidato derrotado.

“El resultado de las elecciones presidenciales del domingo ha exacerbado la polarización a niveles que no se sentían desde tiempos del referéndum revocatorio de 2004 contra Hugo Chávez”, escribía el periodista Carlos Chirinos, supuestamente desde Caracas.

12 de febrero de 2014: Revive la pesadilla de las guarimbas y la manipulación

La marcha convocada por Leopoldo López terminó en violencia. Una vez más, los medios fueron factor clave para difundirlas, incluso al costo de la verdad.

A diferencia de las protestas violentas de calle registradas en los años 2002 y 2004, por mencionar las más significativas, contra el comandante Hugo Chávez, los artífices de 2013 y 2014 contaban con las redes sociales como arma maximizadora de la información y con tuiteros dispuestos a sacrificar la verdad por una matriz de opinión, que si no era nueva, tenía una variante (la ausencia física reciente de Chávez): El Gobierno es ilegítimo y violador de los DDHH, a través de sus fuerzas represoras, que atacan a los manifestantes pacíficos.

Para ello, muchos medios de comunicación internacionales y redes de tuiteros ¨influenciadores¨, comenzaron a mezclar imágenes reales con archivos de hechos ocurridos en países tan lejanos como Egipto, y que dieron la vuelta al mundo como la represión de una supuesta dictadura dispuesta a todo por mantener el poder frente al amplio rechazo de la mayoría del pueblo.

Sin embargo, lo que estos medios no reseñaban era la violencia generada por estos grupos, que además era muy focalizada, y que también cobró la vida de efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y de ciudadanos de a pie, que perdieron la vida por trampas mortales dispuestas en calles y autopistas de Caracas y el resto del país.

Tres años después, vuelve la violencia a las calles. Con un trabajo mediático a gran escala, uno más modesto a nivel doméstico, y el apoyo político de países con gobiernos conservadores, la oposición vuelve a tejer una matriz de opinión antivenezolana para intentar alcanzar sus objetivos políticos.

Otra vez, como en 2014, las redes sociales oficiales de medios y las de cuentas particulares, representan un gran peso en la balanza política del país, con convocatorias a trancas de calles y avenidas, manifestaciones hacia lugares no permisados y videos destinados a desdibujar la actuación de las fuerzas del orden público y a exacerbar los ánimos.

ASESINADO en Las Mercedes un miembro de La Resistencia por francotiradores pic.twitter.com/eoLtNalNmC

— Carlos Peñaloza (@GenPenaloza) 10 de abril de 2017