Seriado Ley de Semillas plasma la lucha popular campesina

El Fondo de Responsabilidad Social de CONATEL financia un proyecto audiovisual que dará a conocer la cronología de aprobación de la recientemente aprobada Ley de Semillas.

En medio de una crisis generada por los sectores dominantes de la economía global, para los pueblos el tema del alimento adquiere características estratégicas. Esta lucha es clave para ganar una guerra perversa que busca la hegemonía productiva y controlar los mercados, sin importar las consecuencias. Dentro del combate por la soberanía, desde hace tres años se ha venido forjando un arma fundamental: la Ley de Semillas.

El Ejército Comunicacional de Liberación (ECL), mediante el proyecto audiovisual Ley de semillas, ley de todos, financiado por el Fondo de Responsabilidad Social de CONATEL, busca socializar el proceso transcurrido, trayéndonos desde los primeros debates hasta la actual operativización y comunalización de la ley; una evolución vital en medio del agresivo ataque de trasnacionales y monopolios del alimento transgénico.

Testimonio popular
“La idea es dar a conocer la cronología de aprobación de la Ley, junto al proceso de comunalización; es decir su operatividad a través de las instancias populares; y finalmente presentar testimonios de la gente que participó. Esto incluye la elaboración de micros con animaciones que ilustran, describen y manifiestan elementos claves de la Ley, como la importancia del sistema diferenciado del manejo de semillas”, cuenta Mónica Pérez, del ECL.

El trabajo continuo de registro, base del seriado, “se afirma en iniciativas de producción de semillas como la de Monte Carmelo”, continúa Mónica. “La primera reunión donde se acuerda incidir en la construcción de la ley tuvo lugar allá. Paralelamente, equipos de investigación y la experiencia productiva Venezuela Libre de Transgénicos también venían desarrollando sus primeras actividades”.

Debido al contexto de emergencia alimentaria, parte de la población aún ignora lo pernicioso de la semilla transgénica y la dependencia que se deriva de su uso. “Es clave que la gente conozca que los alimentos de calidad sólo se logran a través de una visión distinta de la producción, no desde el modelo mercantil que ha convertido la semilla en una mera mercancía, dominada, manipulada y tratada con venenos”.

Cambio de modelo
Los 12 micros, que se esperan estén listos para el segundo semestre de 2016, intentan ser herramientas de divulgación y de afirmación. “Para garantizar, tanto la producción de alimentos originados de semillas, como el control de la gente sobre sus sistemas de producción, hay que cambiar el modelo. Eso significa la soberanía; no depender de las importaciones”, afirma Pérez.

“A través de herramientas como la Ley de Semillas podemos generar un vuelco cultural que nos permita garantizar un alimento propio”, comentan los realizadores del ECL. En el seno del movimiento, también se comprende que la lucha, en parte, es mediática. Las armas apuntan, entonces, hacia una educación sobre el tema, y el argumento debe afinarse.

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De momento, la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) trabajan juntos para desmontar la falsa creencia de que la Ley de Semillas es un descrédito para la biotecnología.

“Desde la academia y el sector privado se señala este instrumento como una ley atrasada, cuando en realidad lo que combate es una visión de la biotecnología que favorece la apropiación de los procesos naturales, para usarlos sin mirar las consecuencias. La ley reconoce el uso de esas tecnologías, pero bajo sistemas diferenciados”, insiste Pérez.

Un derecho ancestral
En esta vorágine no se pierde de vista el gran objetivo: fortalecer el Plan Popular de Semillas, juntando la experiencia de productores ya incorporados a los espacios productivos por sumarse. La Ley, más que letra, significa dar pasos concretos en esa dirección. “Es un instrumento que construyó la gente, y por eso marca los elementos necesarios para construir una verdadera política territorial”, cuenta Pérez, y agrega que “hasta ahora se han realizado cuatro encuentros de comunalización, que suponen la puesta en práctica de la ley, incorporando talleres intensivos y evaluando las metodologías utilizadas”.

No ha sido un camino libre de obstáculos. Luego de avances notorios, la crisis en el continente arremete para derribar lo conquistado. La respuesta, en una suerte de pulso, debe hacerse sentir y tomar dimensiones equivalentes. “El escenario político y económico es complejo, y desde el movimiento popular nos toca lidiar con eso. Hay una ofensiva por parte de Monsanto, empresa que monopoliza el mercado de semillas, para adaptar las leyes a los intereses del mercado que ellos demandan”.

“Experiencias como el golpe de Estado en Paraguay, el dictamen de la resolución 970 en Colombia; lo pasado en Argentina y México, con la introducción masiva de semillas transgénicas, sobre todo en cereales; son referencias. Los esfuerzos que se han hecho están en declive, y la construcción, así como la organización, se dificulta. Pero la misma situación motoriza, de hecho, si no estuviéramos en un momento tan agudo, un proyecto como la difusión audiovisual del proceso de la Ley de Semillas quizás no se hubiese podido dar”.

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